Nuestro equipo está en continuo proceso de formación y reciclaje. El ámbito de trabajo alcanza todo el territorio nacional, y estamos iniciando en la actualidad proyectos en Sudamérica y en África.

Facilitamos por supuesto la gestión integral de todas las necesidades del cliente, controlando cada proyecto desde el punto de vista de la inversión y ofreciendo soluciones rentables e innovadoras. Nuestra actividad proyectual está muy diversificada, englobando proyectos y direcciones de obra nueva y de rehabilitación, en todas sus tipologías y usos, ya sean residenciales libres o protegidos, terciarios, dotacionales, religiosos, industriales, etc., así como la totalidad de la redacción del planeamiento urbanístico necesario y el desarrollo del mismo. En definitiva, lo que técnicamente se conoce con el neologismo Project & Construction Management.

La arquitectura constituye un servicio a la sociedad e implica una enorme responsabilidad de cara a sus destinatarios. Esa imagen del arquitecto divino y distante murió hace mucho, afortunadamente igual que los tiempos de desarrollismo incontrolado basado en la rentabilidad sin atender a ningún otro parámetro de calidad. Los arquitectos españoles contamos con una solida formación humanística y artística, además de la propiamente técnica y arquitectónica. Aplicamos en nuestro trabajo un conjunto de herramientas técnicas pero bajo una óptica artístico-creadora, para obtener productos destinados a la sociedad, a las personas, a la postre receptoras de nuestras obras. Todo un reto.

Es compromiso. También claridad y limpieza de ideas. Y, por supuesto, equilibrio. Compromiso de fidelización del cliente, porque se requiere la adecuación de los programas de necesidades a su propio entorno y singularidad. Claridad y limpieza de ideas porque la definición conceptual inicial marca desde su origen todo el devenir del proyecto. Y equilibrio entre la forma y la función, porque no se oponen sino que se complementan, y precisan equilibrio entre ambas. Sería un error proyectar contenedores formales muy atractivos que no fuesen capaces de cumplir la función para la cual se crearon. A la inversa, la funcionalidad rigurosa sin atender a la estética, tampoco sería de recibo.

En otro orden de cosas, tenemos gran interés en el patrimonio histórico y somos muy respetuosos con el entorno de nuestras obras. Voluntariamente huimos de determinadas especializaciones, al entender la arquitectura desde un punto de vista globalizador, ya que la diversificación de nuestra actividad es la verdaderamente enriquecedora.

Todos intentamos conseguir una seña de identidad, un sello propio o estilo por el que se te reconozca, y con el paso del tiempo adquieres esa impronta personal. Aunque desde el punto de vista generacional, podríamos definirnos como hijos o mejor nietos del movimiento moderno, en la práctica el resultado final de nuestras obras, debido al continuo proceso de innovación e investigación al que nos sometemos, suele ser bastente ecléctico. Y muy equilibrado.

Son los mismos que han guiado nuestra actividad durante estos casi 30 años para mantener una posición consolidada en el mercado, mediante la innovación y la investigación adaptándonos a los nuevos requerimientos que demande la sociedad.

El urbanismo en nuestra sociedad actual no es sino el resultado de aplicar determinadas políticas sobre el territorio para estructurar su crecimiento y ordenación. Y como tales políticas, las hay más afortunadas que otras. Un planteamiento urbanístico acertado debe partir sin duda de conceptos claros y rotundos, con frescura de ideas, siendo previsor en lo conceptual y ágil en su desarrollo. Por otro lado, defendemos el proceso urbanístico-arquitectónico bajo un prisma integrador, sin dicotomías. La arquitectura sería así la consecuencia final a materializar sobre lo que previamente se estructura, aunque en realidad es la propia esencia del Urbanismo y no el eslabón final de una cadena: no podremos fabricar buena arquitectura sin un urbanismo conciliador.

Las nuevas exigencias normativas y tecnológicas conllevan evidentemente una mayor calidad y complejidad del producto arquitectónico, lo que hará abandonar al sector a los clásicos inversores oportunistas.